A ANDRES SOTO

Nada podría yo escribirle, contarle o cantarle, cosas más bellas que las que usted ha hecho, y es que el mundo, regadío de facilismo bebedor en exceso de comodidades, demora aún en digerir las altísimas obras de arte que nos ha regalado.

Nada de lo que aquí escribo para usted debe ser nuevo. Usted que con vigor e incólume sigue manteniéndose conscripto sólo a sí mismo y a su palabra, contando esas perdidas estampas y denunciando, como no, con el fiero y bello traje del canto las desventuras que azolaron los años idos y también los venidos, porque hasta de nigromante me atrevería a decir que tiene.

Nada más vasto y completo que lo firmado por Chabuca: “importante desde tu inicio… tu inobjetable y elegante severidad, tu dominio del idioma y armonía … me hallo ante el albor de un inmortal y universal peruano…”

Nada más que elogios y no es zalamería, pero no muchos presumen el título de patrimonio cultural VIVO de la nación, título que ha despertado la adormecida conciencia que algunos teníamos de usted y no ha hecho honda cosa más la de poner un rótulo a su ya celebrada trayectoria.

Y al final creo que nada puedo decirle nada tan importante como lo es usted, o como lo que merecería usted y aquí es donde más entiendo que el don de la palabra es para maestros-genios-geniales, todo en una palabra.

Sin más nada me despido, esperando que si un mohín le sacado, sea aunque sea por mínimo el de burla, ya que sería fatal ser el hacedor de su indigesta; de usted, leyenda a seguir.


Todito no se está muriendo,
Todito el mundo está apreciándolo cada vez más.
Sus “cancinos” resuenan y resonarán más allá del allá


Larga vida a Andrés Soto Mena


"Yo soy como un cristal que ante la primera palabra no procaz, sino inconsecuente, se resquebraja hasta el llanto llamando a la muerte.">